Hace mucho tiempo existía un hombre que decía tener toda la sabiduría posible. Aquel hombre asistía con mucha frecuencia a reuniones para hablar siempre de la sabiduría que el poseía. Cuando el hombre sabio hablaba todos en el recinto tenían que escuchar porque era el sabio y todo lo que decía era importante. Un día mientras él hablaba se dio cuenta que un hombre no le prestaba atención y que estaba hablando con un compañero. El sabio se enojo muchísimo puesto que no le prestaban atención. -No hay mayor ofensa que no escuchar cuando alguien habla- dijo el sabio. Casi de inmediato le respondió aquel hombre diciendo:_ Bien has dicho sabio. Que ofensa. por si no te has dado cuenta como ahora te sientes porque no te prestan atención, así nos sentimos todos cuando hablamos y tu no nos escuchas, tal vez pensando que nuestras intervenciones son vanas y sin sentido. Por eso ahora tampoco presto atención a tu intervención por que me parece que alguien que dice tener el conocimiento así sea de algún tema no tiene el mayor conocimiento el saber que escuchar es lo más importante pues es la mejor manera de aprender, fuera de ser el principio más básico de respeto. Muchas veces queremos ser escuchados pero cuando terminamos de hablar no hacemos más que hablar porque pensamos que las otras personas dicen cosas "sin sentido". El escuchar es la mejor manera de aprender... fuera de ser parte fundamental del respeto.
domingo, 21 de febrero de 2010
martes, 16 de febrero de 2010
¿Más vale tarde que nunca?

Para muchos la impuntualidad se ha convertido en una tradición, especialmente para nosotros los colombianos que podría decir somos impuntuales por naturaleza. El corre, corre, las disculpas, escusas y demás se han convertido en situaciones muy comunes y cotidianas en nuestro entorno, que además de ser molesto es algo inevitable. ¿Realmente nuestra cultura nos obliga a ser impuntuales? , observemos desde otras perspectivas, comparemos y lleguemos a una conclusión.
En nuestro país desde nuestros primeros años de vida, observamos y presenciamos la impuntualidad, así que empezamos a considerarla como algo tradicional. Quien no ha llegado tarde algunas ves al colegio, a la universidad, a la oficina o a alguna cita. Desde que somos pequeñitos presenciamos la imagen de nuestro papa o mama corriendo con nosotros a llevarnos al jardín infantil, lo mas curioso es que por lo general nuestros primeros colegios quedan cerca de nuestra vivienda ¿entonces porque llegamos tarde? , cuando nos invitan a una fiesta nunca llegamos a la hora asignada, es mas seria algo inusual y terminaríamos inflando bombas y terminando de poner los adornos de la misma, cuando tenemos una cita casi siempre las mujeres acostumbramos a llegar tarde , ya que según nosotras “es mejor hacerlos esperar”
A diario observamos muchas situaciones incomodas que van de la mano con la impuntualidad, quien no ha visto a alguien corriendo hacia el bus , el trabajo , la universidad entre otros .sumado a esto están las imágenes tradicionales de la señora maquillándose en el bus, peinándose y del estudiante leyendo y repasando sus apuntes y demás. Todas las situaciones nombradas anteriormente son el antes de una futura impuntualidad.
¿Nuestra cultura nos obliga a ser impuntuales? realmente en gran parte de ella no. En nuestro trabajo, colegio y universidad tenemos un horario establecido, lo que sucede es que a lo que no se refiere a lo laboral existe mas flexibilidad por ello con una tendencia mayor ala impuntualidad. Para muchas culturas la impuntualidad es una gran ofensa , por ello la frase estadunidense “ time is Money “ (tomada d e el libro interculturalidad y comunicación pág. 80) ,precisamente los alemanes y ingleses son los que conservan una puntualidad superior ala de todas las culturas, todo lo contrario a los países latinos como México, ecuador, Brasil , Colombia entre otros , en los que la impuntualidad es algo habitual para todo el mundo.
Por estas razones podemos definir la impuntualidad como un hecho moral e inmoral, esto según el lugar donde habitamos. Es preciso insistir en que la puntualidad debería ser una acción ética que se inculcara a todas las culturas y así formar una sociedad organizada, que sepa aprovechar y distribuir su tiempo y ya por fin dejar atrás ese “ mas vale tarde que nunca”.
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